Quizá hayas llegado hasta aquí porque llevas un tiempo pasándolo mal y estás buscando ayuda o información sobre lo que te pasa. O puede que estés buscando apoyo para una persona cercana por la que te sientes preocupad@ porque lleva un tiempo sufriendo. Estés en una u otra situación estoy seguro de que, si decides contactar conmigo, podremos ponernos en marcha para encontrar una solucion al problema.

Ya sea porque llevas un tiempo triste y desesperanzado o porque te preocupas mucho por algunas cosas o porque tienes mucho miedo a algo. Sea cual sea el motivo que te está haciendo sufrir, aquí me tienes para ayudarte a superarlo. Si decides trabajar conmigo, estoy seguro de que podremos conseguir que poco a poco te vayas sintiendo mejor y que finalmente consigas ser más feliz. Es cierto que no hay soluciones mágicas, no existe la pastilla que todo lo cura, pero con un poco de esfuerzo y dedicación podemos cambiar las cosas. Yo te acompañaré durante todo el proceso.

Algunos de los problemas que trabajo habitualmente en mi consulta de psicología y con los que puedo ayudarte son:

Si buscas ayuda para superar aquello que te está haciendo sufrir, no esperes más, contacta conmigo y pide una cita. Estaré encantado de poder ayudarte.

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Depresión

Cuando estamos deprimidos nos sentimos tristes, desesperanzados, sólos e incomprendidos. Vemos todo de una forma mucho más negativa y también nos sentimos culpables en muchas ocasiones, por no vernos capaces de hacer y/o disfrutar las cosas como lo hacíamos antes. Normalmente vamos dejando de hacer cosas que nos gustaban y en ocasiones también dejamos de afrontar las obligaciones (como el trabajo, el cuidado de familia, etc). En algunos casos pueden aparecer también ideas de suicidio.

Ansiedad generalizada

Cuando sufrimos de ansiedad generlizada, nos preocupamos por cosas sobre las que cualquiera podría preocuparse: salud o seguridad de los hijos, temas económicos, trabajo, viajes de familiares, posibles accidentes, etc. La diferencia es que nos preocupamos constantemente y nos cuesta mucho dejar de hacerlo. A veces aparece incluso preocupación por preocuparse. Lo que solemos percibir es que siempre estamos preocupados por algo y que nos cuesta mucho desconectar al 100%. Y aunque los niveles de ansiedad no son altos todo el tiempo, sí que hay una sensación de molestia o desagrado constante.

Fobias específicas

Tener una fobia es tener un miedo muy intenso a algo, que genera sensaciones muy desagradables. Lo que lo diferencia de cualquier otro miedo es que aquello que nos aterroriza suele ser algo a lo que la mayoría de gente no le tiene miedo. Por ejemplo, casi todo el mundo va a sentir miedo al ver un perro enorme corriendo hacia él enseñando los dientes o ladrando, en cambio no todos van a sentir un miedo, asco o ansiedad intensos al verse cerca de un pájaro, pensar en bañarse en el mar o imaginar un insecto determinado. Otros miedos típicos en las fóbias serían el miedo a volar, a conducir, a las alturas, a la oscuridad, a las ratas, los perros, ascensores, sitios cerrados e incluso a la sangre.

Fobia social

La persona que sufre fóbia social tiene un miedo enorme a ser rechazado por los demás. En situaciones sociales se suele tener una timidez muy grande y se tienen preocupaciones que generan mucha ansiedad por miedo a que los demás nos rechacen o valoren negativamente. Suele haber también un miedo elevado a hacer el ridículo y  a cosas más concretas como sudar, sonrojarse o temblar. Cuando padecemos una fóbia social solemos evitar muchas situaciones sociales y en algunos casos nuestras relaciones se pueden ver reducidas a personas con las que tenemos mucha confianza.

Pánico/Agorafobia

Un ataque de pánico es lo que habitualmente conocemos como ataque de ansiedad. Al tener un ataque de pánico sufrimos una tremenda subida de ansiedad y tememos que nos esté sucediendo algo grave. Nos da miedo morir, tener un ataque al corazón, ahogarnos, volvernos locos o desmayarnos. Simultáneamente notamos sensaciones desagradables como calor, sudores, taquicardia, visión borrosa, mareo, hormigueos, dolores, nudo en el estómago, etc. Estas sensaciones son variables y cada persona nota más unas u otras. Si a partir de un ataque de pánico empezamos a evitar ir a determinados sítios por miedo a sufrir otro ataque y que nos sea difícil conseguir ayuda, salir de alli o temer hacer el ridículo; entonces estaríamos hablando de pánico con agorafobia.

Trastorno Obsesivo-Compulsivo

Cuando padecemos trastorno obsesivo compulsivo (TOC) hay una serie de pensamientos que aparecen en nuestra cabeza sin que lo queramos. A estos pensamientos los llamamos obsesiones y su contenido nos genera una elevada ansiedad, malestar, asco o culpabilidad. Para apartar la obsesión y eliminar el malestar que nos hace sentir realizamos rituales o compulsiones, como contar hasta un determinado número, comprobar algo un número elevado de veces o lavarnos hasta sentir que el problema ha desaparecido. Las obsesiones  no sólo nos generan sufrimiento por el malestar que nos hacen sentir, el tiempo y esfuerzo que dedicamos a los rituales o compulsiones también acaba afectando a nuestra vida diaria.

Hipocondría

Tener hipocóndria es estar convencido de sufrir una enfermedad grave que antes o después nos acabará matando. Para reducir la ansiedad que esa creencia genera hacemos cosas como buscar mucha información, acudir al médico, vigilar nuestros síntomas, etc. El nivel de ansiedad y preocupación que sentimos es variable y aunque puede reducirse muchísimo cada vez que vamos al médico o hacemos algo que nos tranquiliza, la creencia siempre vuelve y seguimos sufriendo por ello.

Dolor crónico

Padecer dolor crónico significa sufrir un dolor que siempre está ahí. Puede aparecer cada cierto tiempo o puede estar presente constantemente. Aunque el dolor es completamente real y no tiene ninguna causa psicológica, cuando lo tenemos no sólo sufrimos físicamente, sino también a nivel psicológico y emocional. Es ahí donde la terapia psicológica puede ayudarnos, enseñandonos a manejar y afrontar la parte emocional del problema y trabajando estratégias que nos permitan tener la mejor calidad de vida posible, tanto a nivel personal como social, tratando de reducir al máximo posible la incidencia del dolor crónico en nuestras vidas.

Obesidad

Según estudios recientes cerca 21% de las personas de nuestro país tienen un problema de obesidad y casi un 40% tienen sobrepeso. Aunque es cierto que la obesidad no tiene porqué causar un problema psicológico o emocional, tamién es cierto que muchas personas que la padecen han intentado en innumerables ocasiones y por muchos medios perder peso. Muchas veces nos resulta tremendamente dificil conseguir nuestro objetivo. Hemos aprendido a alimentarnos de una manera y nos resulta muy complicado modificar nuestros hábitos. Aquí es donde la psicología puede ayudarnos, aprendiendo nuevas formas de afrontar nuestra alimentación, modificando nuestros hábitos y consiguiendo, no sólo perder peso, sino mantenernos definitivamente dentro de un rango positivo para nuestra salud.

Terapia de pareja

Es normal que en las relaciones de pareja, por muy bien que nos llevemos, surjan conflictos y haya determinadas crisis. Si la pareja funciona bien, generalmente se consigue resolverlos y la relación sale fortalecida. Por el contrario, en otras ocasiones no encontramos la forma de solucionar los problemas y es posible que poco a poco la relación de pareja se vaya deteriorando. Con el tiempo podemos dejar de compartir buenos momentos juntos, perdemos la comunicación, no conseguimos ponernos de acuerdo en las decisiones que debemos tomar y/o acabamos discutiendo constantemente.

Celos

Al tener un problema de celos creemos en muchas ocasiones que nuestra pareja nos traicionará, preferirá irse con otr@ y dejará de querenos o nos abandonará. En ciertas ocasiones nos preocupamos intensamente y nos es muy difícil dejar de pensar en ello. Cuando la preocupación nos desborda genera en nosotros emociones muy intensas de ansiedad, enfado y tristeza. Para reducir estas emociones desagradables y nuestra preocupación, intentamos ejercer un control excesivo sobre nuestra pareja, lo que acaba generando un elevado nivel de sufrimiento tanto en nosotros como en él/ella y provoca muchos problemas en nuestra relación.

Problemas sexuales

Tener problemas sexuales es más habitual de lo que pensamos. El sexo y la sexualidad son todavía temas tabú en nuestra sociedad y cuesta hablar abiertamente sobre ellos, con lo que las oportunidades para compartir nuestros problemas y obtener información adecuada para poder aprender una sexualidad saludable son mucho más reducidas de lo que sería deseable. Los problemas sexuales que más suelen sufrir los hombres son la eyaculación precoz, la impotencia, la eyaculación retardada o la falta de deseo. En cuanto a las mujeres lo más habitual es la ausencia o dificultad para conseguir el orgasmo, la falta de deseo, dolor en la penetración y vaginismo. En todos estos problemas pueden tener un origen psicológico.